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© Los Linderos del Fuego

Vicisitudes

Vicisitudes

Fotografía de Tom Chambers "River,desert,dog,house"

Humanidad

Humanidad

Anoche cuando acababa un nuevo texto aquí, todo se cerró repentinamente. No pude guardar lo que tras dos horas de escoriación mental había escrito. Dilucidaba sobre el único motivo por el cual el hombre de Occidente, tan dueño de sus victorias y temores dentro de la modernidad, se ponía en pellejo ajeno. Divariaba yo en una tragedia incólume, en la caída de las grandes ciudades y en el derrocamiento del poderoso. Imaginaba a Bagdad sobre Cibeles y a Somalia deambulando su hambruna sobre los Campos Elíseos. Pensaba que sólo tras una enorme tragedia universal el hombre se llegaría a contemplar (a sí mismo). Fue en ese momento cuando esto se bloqueó, cerrándose casi de inmediato. Queriendo retomar el desenfreno, entré a la página de El País. Grande fue mi sorpresa cuando me di con la triste noticia de un terremoto en mi propia tierra. Siete Coma Nueve en la escala de Richter. Quinientos son los muertos hasta este momento. Uno sólo el dolor en mi pecho. Nunca tanto como ahora me había dolido tanto la distancia. Esto es lo menos que puedo hacer por ellos. Por su hora de la merienda interrumpida. Por los feligreses sepultados. Por sus entrañables abuelitas de cálidas y regordetas manos. No pido caridad sino mas bien recobrar sentido a la humanidad. 

En España, se puede depositar dinero en la siguiente cuenta del banco La Caixa (Barcelona):        2100-0479-21-0200048852. Cualquier información, escribir al correo electrónico centroperuanobcn@gmail.com o llamar a los teléfonos 93 2650720, 678 668934 y 608 593656.

Cualquier aportación, por mínima que sea, será retribuída alguna vez en tu vida por tu propio karma. Muchas gracias.

Melodía para el Desarraigo Campesino

<p align="center">Melodía para el Desarraigo Campesino</p>

 

Quena ensimismada

en el silencio del indígena

pues sabe su destino,

dentado destino

 

No hay más alforjas de bonanza

ni burros en racimos de sus lomos,

sólo una quena

en la noche,

anticipada a su desgracia,

ruge

brama

clama

sangra

pues sabe su destino

dentado destino,

y se aferra,

se enraíza

a los cuernos de su cielo,

una quena en su noche,

hacia el alba,

en la alborada de los

eucaliptos incendiados

carece de sentido

y horada verde valle

buscando la inmortalidad

 

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

 

(Fotografía de Martín Chambi - n. 5 de noviembre de 1891 en Puno- † m. 13 de septiembre de 1973 en Cuzco)

Embelesamientos

Embelesamientos

¿Cómo ser esencia de tu nombre,
y ser pluma,
ave,
vuelo,
velocidad,
equilibrio y libertad?


¿cómo impregnarme contigo y ser cauto,
alegre canción,
pecado o el trigo de las tardes,
cómo desfallecer hasta reconocer
que hay algo en ti que es tan mío,
y que hay algo en mí que es tan tuyo,
o es que seremos acaso
una extensión del otro?
tú de mi ser
yo de tu mirada

 

(Fotografía de Dave Seymor, "Bernard Berenson", Roma, 1937)

 

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

Homenaje a Quino en su 75 cumpleaños

Homenaje a Quino en su 75 cumpleaños

La Página en Blanco

La Página en Blanco

 

(Pintura de Joe Sorren, "Elliots's attraction to all things uncertain")

Sustitución de las Estrellas

Sustitución de las Estrellas

 

(Keith Carter, "Elephant and Stars", 2001)

 

 

Manual Para Un Brazo Flotante

Manual Para Un Brazo Flotante

Fijad la vista en una cama matrimonial, cualquiera sea su forma y ubicación. Ahora imaginaos a dos personas, independientemente de la afinidad que estas pudieran tener, tumbadas sobre el catre. Sea la colcha un fino trabajo de bordado o un vulgar edredón policromo, analizad lo que abajo, tras las sábanas, pueda surgir, saltar, mover o sucumbir. No es el amor lo tratado en este texto ni las desavenencias post-coitales lo que ocupa estas breves líneas. Tampoco un canto amatorio ni inútiles planteamientos para menguar la rutina de las parejas (de eso se encarga el azar y la buena predisposición). Heme aquí, señores fabricantes de colchones, agarrotado por el perverso diseño que las camas independientes mantienen aún hoy. Injusto es, a todas luces, el individualismo a que estamos siendo condenados, ¿o es una estratagema vuestra para aumentar la natalidad sobre amplios lechos conyugales? Los que dormimos en camastros individuales también tenemos derecho a ir de cacería. ¿Por qué nos negáis entonces la comodidad? Tenga la extremidad que se tenga, cualquiera sea la mujer a nuestro lado, siempre acabaremos con un maldito brazo paralizado. Lo he probado de todas las maneras posibles. Mirando hacia Chechenia, con las manos sobre el pecho o con un brazo tirado hacia atrás en la típica pose del guerrero tumbado: la extremidad siempre se dormirá. ¿Hay algo más angustioso que despertarnos a medianoche por un brazo tan ajeno como nuestro? ¿Hay algo más indoloro que un brazo pellizcado por nosotros mismos? Es como si despertásemos al muerto que llevamos dentro. Cargadlo, señores fabricantes de colchones. Haced la prueba. Levantad el brazo fallecido. Dormid en cama de una sola plaza. Intentad dormir en un catre de noventa centímetros con otra persona. Cuando despertéis aterrados a medianoche y se encuentren en medio de la más completa oscuridad con algo que no les pertenece, pero que está ahí, frío e inerte, sin funcionalidad ni carácter, comprenderéis el motivo de mi enojo. Dentro de todo, soy un tipo delgado, y ni aún así yo puedo evitarlo, pero, ¿y qué pasa con los rollizos y con los de articulaciones exageradas? ¿Tendremos que enviarlos siempre a enormes camas? ¿O será mejor conminar a todos los gordos y contrahechos a la eterna soledad? No seáis tan inhumanos. Alguna forma debe haber, alguna manera de parar la incapacidad temporal de aquellos, los miembros colgantes. Si tan sólo incluyerais un manual para brazos flotantes, otro sería el latir. Irrigación se llama, señores fabricantes de colchones, irrigación de arterias, de venas actuando para lo que han sido creadas. Fomentad el coito si queréis, pero por favor, incluid un manual para un brazo flotante.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(Pintura de Rembrandt Harmenszoon van Rijn, "Síndico de los Pañeros", 1663)

Flujo Rojo de Sal

Flujo Rojo de Sal

Sólo cuando vienes pierdo los papeles, mi sudoración aumenta y se multiplican mis palpitaciones. Simulo una augusta soledad y finjo con alegría mi emancipación. "Hace calor, ¿no?", pregunto fallidamente mientras afuera, bajo un invierno inclemente los chinos se mantienen fieles en sus puestos vendiendo bocadillos en la Gran Vía de Madrid. Te pregunto por tus días cuando pienso en tus noches y juro contemplarte el pendiente cuando me pierdo en tu cuello. Oímos cual campanadas las cañerías de mi salón, otorgando un aire sagrado y casero al repentino silencio. Indago sobre tu perro pekinés y respondes que tu gato muestra cada vez más indiferencia hacia tus piernas. "¿Y tu trabajo en la oficina que tal? ¿Te ascendieron por fin?", y contestas que la pensión de desempleo casi no te llegaba a fin de mes. "¿Qué pasó con tu memoria? ¿Recuerdas al menos mi nombre? ¿Recuerdas cómo y cuándo nos conocimos?". Sonreí asintiendo mientras se me enrularon de nervios las patillas. Como si recién descubriese las añejas cañerías, observé adrede las paredes. Te pusiste de pié y desapareciste tan rápido como viniste. Mi orgullo me ordenó esperar doce segundos, tres goteos e innumerables palpitaciones. A grandes zancadas me avalancé tras de ti y busqué tu espalda escalones abajo. Fue entonces cuando recreé tu aroma y perdí la coordinación, el equilibrio en mis pasos y en mis pensamientos. Pecho a tierra caí gradas abajo, finalmente decúbito dorsal. Flujo rojo de sal en mis labios y en mis oídos. En aquel instante te vi pasar ajena a mi dolor, desconocida para mí.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(Fotografía de Kerry Skarbakka, "Stairs")

Invéntame Una Caricia

Invéntame Una Caricia

Invéntame una caricia
cuando duerma,
con aroma de reconciliación
y sin reparar en la soledad
de mis botones

Invéntame una caricia
cuando duerma,
sin afrentas por felación
ni resquemores de
musulmanas privaciones

Invéntame una caricia
cuando duerma,
sin débitos de dinosaurio
ni reparar en la grafología
de mis labios

Invéntame una caricia
cuando duerma,
y shhh...
despacio...
muy despacio,
en puntillas hazlo,
no vaya a ser
que me despiertes,
y me de
por corresponderte

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo


Nota: este poema tiene ya cinco años, y para entonces mi poesía era, a mi modo de ver, más dulzona e ingenua.


(Fotografía de Peggy Washburn, "Achilles")

Estragos

Estragos

(Fotografía de Hyeyoung kim, "Seewing")

El Traje

El Traje

Luego de su muerte, vistió de rígido oscuro con las solapas levantadas, para sólo él, llevar su pena con un misterioso aire de nulidad. Y cuando le preguntasen: “¿Adónde va tan elegante y discreto?”. Él responderá:
“Ando en busca del costurero que me hizo esta vestidura. Este traje no era a mi medida”, y se perderá callado, sonriendo por educación.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(César Vallejo en la fotografía, frente a la Puerta de Brandemburgo, en Berlín)

La Comprensible Ira de los Pájaros

La Comprensible Ira de los Pájaros

Nos están quitando la vida. No les bastó con quitarnos las alturas para que luego, al cabo de unos años, nos roben la vida, el hábitat. Cada vez somos más los pájaros que, obligados a abandonar los árboles, elegimos la ciudad empujados por el hombre. Nos cazan por simple deleite y destruyen nuestro territorio para instaurar nuevas alternativas de desarrollo. Hoy somos pájaros urbanos. Graciosos nos debemos ver encaramados en los cables y altas torres, oteando con frustración coloridas fuentes de agua donde antes había un pequeño parque. Ellos, los hombres, son culpables de nuestro grisáceo plumaje y de nuestra nerviosa diarrea.
Llaman evolución al desarreglo y avance a la deforestación. Antes creíamos que el hombre era peligroso. Estábamos algo equivocados. El hombre es un ser comprometido...comprometido con su propia extinción.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo 

Instantáneas de Modernidad

Instantáneas de Modernidad

Los Cautivos (a los presos políticos de Mérida en Yucatán, México)

Los Cautivos (a los presos políticos de Mérida en Yucatán, México)

Mientras altos sigan los muros
y redoble su garrote la infamia
no callará mi voz
ni cesará el clamor
pues sin libertad un hermano mío estará

Mientras la vileza sacuda su gruesa capa
y le robe el sol,
lo enclaustre y lo torture
no callará mi voz
ni cesará la ira
pues sin justicia un hermano mío estará

Mientras nefastas sean las razones
grandes las verdades e incólumes las mentiras
no callará mi voz
ni acabará el dolor
pues una espalda tendida estará

Mientras sigan altos los muros
y redoble el garrote su infamia
no callará mi voz
ante la hoz
ni ante el que se cree el patrón

¡Libertad a los presos políticos de Yucatán!

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

Aversión

Aversión

-¿Por qué odia a los violinistas?
-Por su extraña disposición maxilar. No me inspiran confianza.
-¿Y las cuerdas del violín?
-Insoportables. Dejaría solo una. Así no tendría demasiadas variantes y seguramente acabaría por aburrir. Además, ese continuo frotar y refrotar, inmoral por donde se lo vea.
-¿Qué me dice de su música? ¿Qué me dice usted de la música que emana? ¿No es acaso única?
-¿Acaso no subieron las ventas en los grandes almacenes desde que incluyeron Caprice de Paganini como música ambiental? Pues ése es el lugar que le corresponde.
-¿Por qué esa animadversión contra tan fino instrumento?
-Fino es el arte del engaño. No se puede pasar por tantos siglos sin el menor cargo de conciencia.
-¿De qué la culpa?
-El violín casi me hundió en la miseria. Me postró a un segundo plano para ser tocado por hombres gordos y calvos bajo una iluminación reducida. Felizmente pude recurrir a la música folclórica. Ahí soy otro. Recobré protagonismo y mi autoestima se fortaleció entre chacareras y pasodobles.
-¿Su nombre por favor?
-Bombo. Soy el Bombo de los Andes.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

Poliedro

Poliedro

Poliedro-planeta,
dentro el sentir universal,
gritos,
revoluciones,
nacimientos,
humos,
homos,
omnipresente se cree el hombre en el planeta-poliedro
policontuso quedará recordando cómo eran los glaciares

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(Pintura de Marzia Gandini: "Dig Blue Flower")


77 L

77 L

Hoy pétreo me he quedado al observar el marcador. 777. Tres número exactos y limpios sellando así las visitas de esta bitácora-blog-espacio-refugio. Tan excelso hecho creí digno de compartir, pero cómo hacerlo, si esto nunca se detiene? ¿Cómo hacer vuestro este momento en el que un precioso tridente, el 777, marca su paso exacto y accidental? No podré compartir este descubrimiento con nadie y quedaré como un vulgar cuentista. El 777 habrá dejado paso a la lógica y sin despedirse ni dejar mayor rastro será un inocuo 778, luego un urgido 779 para finalmente encontrarse con el rechoncho 800 (muy definitivo él). Confieso que estuve por urdir una mentira. Quise modificar un 7, exactamente el último, por una L. Tenía todo planeado. Incluso en caso de alguien preguntarme ¿por qué 77 L? diría "dado lo accidentado del terreno, el último 7 tuvo un síncope, un mareo, y se cayó hacia atrás, justo sobre una pequeña montaña de tierra. Esa es también la razón del espacio entre el último 7 y L...por el momento no dará entrevistas. Compréndanlo. Está muy abochornado". No. No hubiese cuajado. De todos modos, gracias a la L por el intento. No lo olvidaré.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(Victor Hugo en la fotografía,1853)

El Ángel Caído

El Ángel Caído

¿La primera rebelión?


(Ilustración de Gustave Doré: "Paradise Lost Satan")


Tribal

Tribal

Tribal el amanecer
entre tus piernas,
olla de barro tu sexo meridiano,
nocturno redondo de tus hombros,
bendito sea el movimiento de traslación

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo