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© Los Linderos del Fuego

Microrrelato

Monoaural

Monoaural

 

 

  Gradualmente se fueron alejando. No importó el inicio de la primavera ni la lluvia tolerable de las tardes. La fuente donde una vez se conocieron fue cambiada por una pileta de luces de colores, y el suave espasmo propio de los primeros encuentros fue menguando. Los paseos ya no eran largos ni interminables. Ya no existía fascinación por las alturas. "¿A dónde la flora? ¿A dónde el exceso? ¿A dónde la fiebre y el delirio?", se preguntaron casi sin oírse, silenciados por una lluvia monoaural.

  

© 2009  Santiago Antúnez de Mayolo

 

Pintura de Gustave Caillebotte - "La Place de l’Europe, temps de pluie"

La Fábula del Mono y la Joroba

La Fábula del Mono y la Joroba

 

 

 

 

Cuando le preguntaron a Esopo por su reincidencia con las fábulas, un mono asomó de su joroba diciendo a viva voz:

-¡Es la carga, señores, a la que nuestra memoria está siendo sometida!.  "La Culpabilidad del Simio", la llamarán algunos, pero nosotros, ni yo ni mis compañeros esperábamos un desenlace semejante -gruñó, al tiempo que varios de los asistentes avergonzados, rebuznaron escondiendo el hocico entre las patas.


© 2008 Santiago Antúnez de Mayolo

(Charles Darwin - "Theory of Evolution")

 

El Pedicuro Aficionado

El Pedicuro Aficionado

 

Irrumpiendo la quietud de la mañana vibra el pequeño teléfono; un mensaje de texto invitaba a un reencauzamiento. Los días anteriores en que él aguardó con gran impaciencia algún tipo de comunicación, alguna pista o señal lo fueron minando de impasibilidad y desafecto. Aún recordando sus ojos y esa vocecita de estudiante, coge el moderno artificio y responde con gran delicadeza:

    -Lo siento, no puedo encontrarme contigo ahora. Me estoy cortando las uñas de los pies  -escribió dejando el receptor al borde de la ventana, justo al filo del abismo que, a gran altura, vigilaba el caos propio de la avenida.

 

© 2008 Santiago Antúnez de Mayolo

 

(Pintura de Jacqueline Ditt & Mario Strack - "erotic motifs")

 

El Traje

El Traje

Luego de su muerte, vistió de rígido oscuro con las solapas levantadas, para sólo él, llevar su pena con un misterioso aire de nulidad. Y cuando le preguntasen: “¿Adónde va tan elegante y discreto?”. Él responderá:
“Ando en busca del costurero que me hizo esta vestidura. Este traje no era a mi medida”, y se perderá callado, sonriendo por educación.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo

(César Vallejo en la fotografía, frente a la Puerta de Brandemburgo, en Berlín)

La Fiesta Interminable

La Fiesta Interminable

Una vez ascendido el buen hombre al reino de los cielos, celebrose en el mundo un jolgorio inesperado de carpinteros: ahora sí podían fabricar cruces por encargo y con entrega a domicilio.

© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo