El Peso de la Conciencia

Hoy me siento un poco más culpable que ayer. Me quejé del calor y de la cola del pan, de mis suelas gastadas y de lo poco que me duran los cigarrillos. Rebuzné por las bocinas y por un dolor de muelas que no tengo. Maldecí por los gatos de medianoche que, insomnes, irrumpen en mi sueños las pocas veces que tengo uno. Me lamenté por un padrastro en el dedo anular y guimoteé al morderme el labio inferior. Son muchas las ocasiones que, involuntariamente, soy exactamente como el resto, alguien con sus días buenos y malos, un tipo con música, libros y buenos amigos, un hombre con su dosis de contradiccion y porción de arrogancia. Un hombre aprendiz e ignorante, alumno y maestro, parroquiano y civil. Tenemos libertad de elección. Nosotros sí. Elegimos desodorantes, un empleo más o menos decente y comer a deshoras. Esta niña, llamémosle Obdulha, no. ¿Elección? ¿Cual? Nunca la tuvo. No pudo elegir el ponerse de pié y evadir el acecho de la muerte. Kevin Carter ganó el Pulitzer cuando tomó durante sus vacaciones esta pavorosa imagen en un campamento de Sudán. Al poco tiempo alguien le preguntó si había hecho algo por la niña, o si de lo contrario, se había tomado su tiempo esperando a que el buitre abriera las alas y enfilase el pico sobre la pobre criatura. Un año después hallaron al curtido fotógrafo de guerra dentro de su propio vehículo. Se había envenenado.
© 2007 Santiago Antúnez de Mayolo
5 comentarios
celeste -
Veronica Esparza -
Esta foto la vi el 24 de diciembre...me hizo recordar lo agradecida que debo estar de tener tanto en la vida...
Solo cuando los seres humanos seamos capaces de sentir de verdad el dolor ajeno como si fuera nuestro, podremos empezar a cambiar tantas cosas horribles que hay en el mundo...
van -
Celebro que tu discurso incluya esta temática; el de pajaritos q leí, ídem: ya no es sólo el ser humano desconsiderando a los otros seres humanos... si no que pasa por encima del resto de criaturas y arrasa con el medio... No... si de razón acá estamos generaciones y generaciones del desencanto, ocupados, como dices, eligiendo el desodorante...
Es cierto...
y Bienvenidos al siglo veintiuno ¿? porque mañana, de lo mismo: más.
Santiago -
SERGIO -