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© Los Linderos del Fuego

Efecto Elástico

Efecto Elástico

 

Cerró la puerta del taxi y dejando las maletas al pie del jardín siguió, como todo el camino desde la estación, callado, mudo, pensativo. La casona estaba ahora frente a sus narices: la falsa chimenea sobre el tejado, la campanilla de la puerta y un sonriente gato de bronce adornando el flanco norte de la casa. Seguramente si siguiese por los laterales encontraría la manguera y la casucha del perro (perro que nunca tuvieron pero que estaba ahí como mero recordatorio en comprar algún día una mascota). Todo estaba casi igual a cuando él se marchó, todo a excepción de una ligera oblicuidad, una discreta inclinación en las partes altas de la vivienda. “Es el cansancio”, pensó Lewis, mientras Alicia lo observaba inquieta desde el recibidor, con una cuchara de madera entre las manos.

-Menos mal que has llegado –dice cogiéndolo del abrigo-. Entra rápido por favor, tienes que ver esto. Lewis, están sucediendo cosas muy extrañas en la casa- indica Alicia.

-¿Qué pasa, mujer?

-Estoy preocupada –dice entrando a la cocina.

-¿Por qué lo estás? -responde él, dejando el sombrero sobre un armatoste.

            -El gancho no estaba ahí cuando, anoche, colgué el trapo. Hoy tengo que empinarme para llegar a él.

            -¿Qué quieres decir con eso? -inquiere esperando oír una respuesta más o menos lógica.

            -Me he reducido de tamaño.

            -¿Cómo? -pregunta incrédulo.

            -Lo que oyes, me he empequeñecido, no se cuántos centímetros habrán sido pero ha sucedido. Esto...esto es muy embarazoso -dijo sentándose en una silla. Sus pies colgaban del asiento -.Antes ni siquiera me hacía falta estirar el brazo para alcanzar el paño, pero ahora llego sólo a la salsa de soja - agregó, golpeando torpemente el trapo con la cuchara de madera- Lewis se queda un rato en silencio. Su viaje se había hecho inexplicablemente más largo de lo que él creía, no las tres horas que separaban su albergue de Villaconejos, y ese puente, aquel se alzaba sobre el río a la entrada del pueblo, era mucho más prolongado de lo que él recordaba. Alicia lo miraba afectada, esperando algún comentario que aliviase su aparente paroxismo, o por el contrario, que certifique su derrota ante la evidencia de los hechos. 

 

 nota: inicio de "Efecto Elástico"(2003), cuento corto.

 

© 2009  Santiago Antúnez de Mayolo

-->Jerry Uelsmann - "Sky, Ceiling"

 

 

14 comentarios

Santiago -

Juegos Multijugador y Massiel:
dentro de no mucho tiempo será publicado como libro de cuentos. Prometo tenerlos al tanto cuando salga.
Saludos y gracias por leerme.

massiel -

Que bueno! me gusto mucho tu cuento, y me ha dejado muy intrigada, y con ganas de seguir leyendo y ver que pasa. Espero la continuación, saludos.

Santiago -

Querida LadyDay, desde luego el final es extravagante, lo verás a mediano plazo. Gracias por tu beso modesto.

Nerea, sí, fuiste tú la culpable que se me ocurriera semejante disparate, todo a raíz que un buen día dijiste riendo en la cocina "aiba, han movido de lugar el clavo (donde colgábamos un trapo), y yo te dije "todo se está estirando, alargando, ahora pasará F por la cocina y verás que su columna está tirada hacia atrás y sus brazos rozan el suelo...", bueno, más o menos fue así, cierto?
Si, supongo que está mejor que el primero que leíste, tiene otro inicio, no había introducción, ni preámbulo. ¿Tenacidad? quizás aún no la suficiente. ¿Vocación? definitivamente sí.
Un beso inmenso, querida Nerea.

Nerea -

Recuerdo este cuento y me gustó mucho. Lo has mejorado y es resultado de tu tenacidad y tu vocación. Son modos más efectivos que cualquier locura, a pesar de la existencia de artistas enloquecidos, que posiblemente son fantasticos. Sin embargo, la gran mayoría de los locos no son geniales.
(Perdón por mi escritura, es malisima)

LadyDay -

Seguro que tú ya sabes el final, no sería justo que nos dejes prolongar nuestra imaginación si el desenlace del efecto elástico va a ser extravagante.
Un modesto beso.

Santiago -

Gracias por seguirme, Musa Rella
Un beso.

Musa Rella -

Feliz de volver a leerte.

Saludos ;)
musa

Musa Rella -

Un placer volver a leerte.

Saludos

Santiago -

Lo había acabado hace muchos años, pero me quedó tan vacío e insustancial, que preferí reescribirlo. Espero que lo puedas leer cuando saque el libro de cuentos.
Un besote, Ángeles

Angeles -

Muy bueno Santi, espero que lo continues y no quede en eso ... en un cuento corto ... ya estoy intrigada de SABER ... lo que está sucediendo en su casa ... jejejeeee... !!! :) Un besoteeeeeeeeeeeee ... !!!

Santiago -

Sí, lo tenía muy abandonado.
Te seguiré leyendo, un abrazo!
S

Ignacio J. Rivas -

Un escritor no puede dejar de escribir, sólo son paréntesis que tomamos para respirar. Los empujones nos los damos siempre que sean necesarios para que reanudemos la marcha. Ánimo! Sigue con tu blog y...saludos de Ignacio (no quiere bajar del árbol)